Se vinculó a la Universidad Nacional como profesora y directora del grupo de danzas y trabajó con ellos por espacio de 20 años, siendo profesora también de los empleados de la institución. De allí sale pensionada. Su trabajo en la Universidad Nacional fue conocido y admirado en todo el mundo. Delia fue nombrada presidenta del Instituto de Investigaciones Folclóricas y al mismo tiempo fundó el Instituto Folclórico Colombiano, con el fin de divulgar la investigación y preparar profesores de danzas.
Al terminar su bachillerato decidió estudiar medicina, pero su hermano Manuel, observando que sus inclinaciones se dirigirán hacia el arte, le propuso que estudiara en Bogotá Bellas Artes, en la Universidad Nacional de Colombia; allí terminó su carrera. Regresó a Cartagena y abrió su taller de escultura, pero al mismo tiempo formó un grupo con gente obrera, al que transmitió sus conocimientos y tradiciones costeñas, y con el cual realizó su primera gira al interior del país. Fue la primera bailarina negra que se presentó en el Teatro Colón, rompiendo con ello un mito de muchos años, vedado para representaciones folclóricas, por lo que obtuvo el nombre de “La Primera Bailarina Negra de Colombia”.
Debido a las inquietudes de la gente por querer tener conocimientos más profundos, decidió dedicarse a la investigación, por lo cual se va a vivir a la Costa Pacífica durante dos años. Allí fundó otro grupo integrado por gente de esa región. Con este grupo hizo igualmente una gira a nivel nacional.
Seleccionó luego los mejores bailarines de cada uno de los dos grupos con quienes realizó el primer viaje al exterior: Europa y Asia. A su regreso, continuó en el trabajo investigativo y de divulgación. Por el año 1960 se trasladó a Cali para dirigir las danzas del Instituto Popular de Cali, donde permaneció hasta 1964, cuando su actividad es interrumpida para realizar un viaje a USA a estudiar, durante dos años con Catherine Dunhan, bailarina negra norteamericana que fundó su escuela en Nueva York tras investigar en África. Regresó Delia a Bogotá, sin perder su vinculación con el Instituto Popular de Cali, que visita cada ocho días durante dos años para continuar su trabajo.
En convenio con la Universidad Antonio Nariño y junto a Rosario Montaña creó el programa que dio paso a la carrera “Licenciatura en danzas folclóricas y teatro”. Posteriormente “la mama Yeya” viajó a África a investigar las raíces africanas del folclore colombiano. Allí contrajo una enfermedad que la hizo fallecer en Bogotá el 24 de mayo de 2001.
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